2. Hey man, Life Kills.

de la serie «Meditations on The Way”

Suelo volar con relativa frecuencia y a pesar de ir siempre cargada con libro, revista y, últimamente, Tablet, nunca puedo resistir el impulso de ojear la revista de la aerolínea de turno. Sí, esa que se encuentra a tu disposición en el bolsillo del asiento delantero. Esta vez estaba decidida a no hacerlo y, portátil en mano, esperaba pacientemente a que dieran permiso para el uso de dispositivos electrónicos tras el despegue.

Rafa, que parece tener la misma costumbre, a pesar de llevar sobre sus rodillas los dos libros seleccionados para este viaje, no pudo más que seguir aquél hábito ya adquirido y mientras paseaba su mirada por Tailandia, Sudáfrica, Panamá y una receta de “Kartoffelnsalat”, me hablaba animado. Yo tenía mi consciencia dividida: por un lado prestaba atención a lo que me decía; por otro, estaba atenta a la señal de la tripulación para encender mi portátil y, a la vez, notaba cómo mis ojos sucumbían ante el poder de la costumbre y se deslizaban a escondidas hacia las imágenes de la revista.

Andaba yo sumergida en este trasiego cuando algo hizo que centrara mi atención. Casi al final de la revista, en la sección de ”Dutty free”, a página completa y a todo color, la más que conocida imagen de una cajetilla de tabaco reinaba sobre todo lo demás, acompañada, por supuesto, de la ya monótona coletilla que versaba: “SMOKING KILLS”. A pesar de haber convivido con este estribillo desde que a la genialidad de turno se le ocurriera colocar imágenes y mensajes moralizantes en las cajetillas de tabaco (aún me pregunto si alguna de estas misivas habrá logrado concienciar a algún ávido fumador de lo perjudicial de su hábito…) nunca, hasta ese momento, lo había visto de aquella manera.

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-Smoking Kills.- dije en voz alta mirando a Rafa. – Por esa regla de tres deberían poner un cartelito en la comida que nos venden, cada vez más sintética y alterada, que diga: “THIS FOOD KILLS”

Tras un breve silencio Rafa añadió: «La vida mata.”

Sorprendida por la genialidad de la afirmación me reí mientras repetía: «La vida mata» y como un rayo me vinieron a la mente todos aquellos que se afanan en evadir la muerte en cualquiera de sus facetas. Aquellos que no quieren sentirla cada día, que no quieren escucharla, que se esfuerzan por ignorarla o que tratan de evitarla. Y me dieron ganas de decirles:

“HEY MAN, LIFE KILLS”

Tus esfuerzos son en vano. Mueres a cada instante, con cada respiración, tras cada beso. Mueren tus pasos en la nieve, el trazo en el papel, la vela que parpadea, esta hora que se acaba. Mueres con cada atardecer para renacer de nuevo en la mañana. Y llegará el día que muera tu cuerpo liberando de cadenas a tu alma; y llegará el día que abandones la Tierra para caminar nuevamente, de vuelta a casa.

La vida es una continua muerte que no podemos controlar, pero lo que si podemos hacer es decidir cómo vivirla. Por ello te animo a que elijas morir conscientemente. Elige disfrutar de cada otoño, cada limpieza de cutis; apreciar cada pelo caído, valorar cada ilusión truncada. Porque sólo entonces seremos conscientes de que continuamente morimos y, por lo tanto, de que vivimos.

Vive muriendo. Muere viviendo. Y elige disfrutar del camino porque recuerda, amigo, que:

“LA VIDA MATA”.

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Safe Creative #1404100558123 Por María López Aragón. Abril, 2014.

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