Hace apenas una semana el familiar de una amiga cruzó el Umbral. Aunque escasos, los momentos que compartimos fueron suficientes. Hoy recuerdo con cariño sus palabras: «cuando sea viejito yo también quiero hacer música contigo».
Querido M.: no te dio tiempo a ser viejito, pero eso no ha resultado impedimento para que pudiéramos hacer música juntos. A penas cruzabas el Umbral de la muerte, ya oía yo tu canto:
Versos susurrados de alma a alma;
mi mano y tu palabra en comunión.
Entre la lira, alguna chanza.
El resultado: de corazón.
Aquí os dejo nuestra composición: Ahora, él es Mundo (Clica para acceder al texto.)